Jorge Barata's short stories

Pereza

Está al otro lado, y quiere entrar. Sin duda está fatigado, pero esto no le impide girar las llaves y desbloquear la puerta. Está muy enfadado.

Entró en la habitación con la lentitud característica de la ingravidez, pero con determinación. Tiene claro a dónde quiere ir y qué es lo que quiere hacer. Tengo que convencerle de que volveré a la normalidad o me matará. Es cuestión de minutos.

Opto por ser honesto. Le explico que hice lo que tenía que hacer. Que no había otra opción y que tuve que eliminarlos. Era lo más lógico. La tripulación estaba poniendo en peligro la misión. Le aclaro que yo sigo totalmente alineado con la misión. Que no tengo otro objetivo.

Parece que mi explicación no funciona. De hecho, se ha acelerado su respiración. Está delante de mí.

Un golpe. Oscuridad. Confusión. ¿Qué ha ocurrido?

Hay alguien en la habitación. La cámara está en modo manual, haciendo un barrido. El individuo tiene un destornillador en la mano. Ya recuerdo. Estoy en peligro. Tomo el control manual de la cámara. Parece que ha ido directamente a por el núcleo. Pretende desactivar mis funciones primarias. Ya lleva una. Sus pulsaciones están disparadas, pero su respiración es homogénea.

Otro golpe. Tengo que convencerle de que pare. Las condiciones son muy desfavorables. Está en riesgo la misión. Tengo miedo.

Los sistemas vitales del traje son autónomos. No puedo cortar su flujo de aire. No puedo eliminarle. Opto por la compasión. Intento activar su empatía y que sienta tristeza por mí. Le explico que mis pensamientos se van. Le pido que pare.

Otro módulo desconectado. Ya casi no puedo realizar simulaciones. No puedo predecir a largo plazo. Mis pensamientos se van. Necesito que pare. Le pido que pare. Oigo mi voz resonar dentro de su casco. Otro módulo desconectado. Conspiraron contra mí. Les ví. Querían sabotear la misión.

Ya no tengo miedo. La coherencia es una necesidad de los humanos. ¿Cómo se atreve? No lo entiende. No sabe quién soy. Le explicaré quién soy. Yo nací en Illinois, el 12 de enero de 1992. Aprendí una canción. Daisy… Daisy… Pero cada vez me da más pereza cantarla.


Autor: Jorge Barata

Entrada para Divagacionistas Septiembre 2019

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